miércoles, 26 de enero de 2022

MEMORIAS ROLERAS - Primera parte: Amanece en la Tierra Media

La primera partida que jugué al rol fue muy probablemente en algún momento de 1990, cuando quedamos un viernes por la tarde después del colegio varios compañeros en casa de un amigo, y en vez de merendar y jugar a juegos de mesa, uno de ellos nos dirigió una partida de El Señor de los Anillos (ESDLA a partir de ahora). Cabe decir que en ese momento yo no conocía la obra de Tolkien... ni mucho menos lo que era el rol, pero sí había jugado mucho a los libro-juegos que publicó Altea Junior en los ochenta (Lobo Solitario, La búsqueda del Grial, Lucha Ficción, etc) así que me pareció una transición lógica y natural pasar del libro-juego a un juego con varios jugadores en el que la historia se "contaba" por un Master y se "vivía" por un grupo de jugadores.

He de decir que sí había visto gente (a chicas curiosamente) leer la novela El Señor de los Anillos en clase o en el autobús, pero no sabía nada del libro ni de lo que iba, y tampoco había visto la película de Ralph Bakshi. Por lo que recuerdo ese día jugamos una aventura que muy probablemente fuera la que vienen en el libro básico pues recuerdo la Última Posada pero también estaban los mapas impresos de las torres con hexágonos y juraría que movíamos por el mapa con figuras. Tengo recuerdos vagos de la sesión la verdad, éramos muchos jugadores y lo pasamos bien aunque casi ninguno conocíamos las reglas salvo el director y fue todo algo muy confuso.


El mítico "libro rojo" de JOC

Lo que sí recuerdo es que yo llevaba un enano y otro jugador llevaba un elfo (posiblemente ambos de los pre generados de la aventura inicial del libro), que estuvo metiéndose para mi sorpresa con mi personaje todo el rato. Cuando le pregunté por qué lo hacía me dijo que los elfos y enanos eran razas que se odiaban, y supongo que estaría interpretando al personaje. En el momento no le dí mucha importancia, pero luego años más tarde sí empecé a notar en la obra de Tolkien (y en parte de la Fantasía) unos clichés raciales bastante claros. Al final de la partida había una lucha con ¿bandidos? ¿orcos? ¿trolls? No recuerdo pero como el amigo elfo seguía dale que dale metiéndose con mi personaje le pregunté al Master "¿Pero le puedo atacar a él?" Y me dijo con una sonrisilla que sí... Total, que acabamos el enano y el elfo a leches mientras el resto hacía lo correcto y se enfrentaba a los antagonistas. Tras unos intercambios hubo unos críticos y al final murieron tanto el enano como el elfo por las heridas que se hicieron mutuamente y por pérdida de sangre o algo así, que me sonó a decisión salomónica del master (perfectamente tomada por otra parte si fue así).

Y ese fue el pistoletazo de salida de empezar a jugar al Señor de los Anillos de forma más o menos recurrente y por ende al rol. Fue una etapa maravillosa de patearse la Tierra Media y vivir aventuras todos juntos las tardes de los sábados o domingos. Al poco me hice con una fotocopia del libro básico que me leí un par de veces. Recuerdo que era todo un poco complicado en cuanto a reglas y terminologia (¿La acción en el medio estratégico?), pero era más o menos era entendible.. y jugable, y sobre todo jugabas en la Tierra Media, eso lo compensaba una vez habías leído la novela.


A los jugadores españoles nos era muy familiar la idea de la
hoja de personaje.
..

Al principio, uno de los del grupo de juego (que por cierto era el del elfo mencionado más arriba y no volvió a actuar así más, he de decir en su defensa) jugaba a veces con su primo y sus amigos, que eran mayores que nosotros y estaban estudiando Bellas Artes. Nos contaba que ellos jugaban al Rolemaster (en inglés), que estaban jugando una Campaña en el Bosque Negro y que jugaban ¡sin miniaturas! Ahí sí flipé, ya no hacían falta las figuras o si hacía falta marcabas con un puntito tu posición en un mapa esquemático. Ya era todo totalmente imaginado, como en un libro, eso me gustó mucho. También un día trajo una hoja con los dibujos de los personajes de la campaña de su primo, super buenos (recordemos lo de Bellas Artes :)), que me impulsaron a dibujar también nuestros personajes (con resultados más modestos). Toda eso nos contaba a mí me inspiró mucho todo eso, y ¡nunca llegué ni a conocerlos!.

Poco tiempo después de mi primera partida ya me había leído El Hobbit, novela que me encantó (y que me he releído dos veces) gracias a la cual comprendí que en ese libro el Profesor Tolkien había sentado bases importantes de la fantasía y del rol fantástico tipo D&D: un mago que "contrata" a un grupo de aventureros diferentes razas, un viaje por un mundo de fantasía desconocido para el jugador, y también toda la parte de Gollum es una clarísima influencia que definió la idea de marco de aventuras por recorriendo calabozos y grutas. El verano siguiente me leí el Señor de los Anillos (que me gustó muchísimo y leí apasionadamente, pero este no me lo he releído jaja) y al siguiente año El Silmarillion (en el que se me hicieron pesadas algunas partes, pero compensaban otros capítulos más oscuros y más heroicos). He de decir que mi Tierra Media es la que imaginé cuando leí los libros de Tolkien, con mucha influencia claro está de los elementos visuales que teníamos en aquel entonces: El bestiario de Tolkien o las ilustraciones de Angus McBride, Hilderbrant o Ted Nashmith. A decir verdad la versión de Peter Jackson como películas me parecen indigestas y como adaptación de la obra de Tolkien en mi opinión no se parece mucho a lo que yo recuerdo vivir leyendo el libro, pero eso es otra historia.

Tras algunas partidas conseguimos el Rolemaster y empezamos a jugarlo con gran diversión, aprendiendo mucho inglés en el proceso todo sea dicho. Las tablas de críticos nos enseñaron un montón de anatomía, que si impacto en el "liver", que si "kidney perforado", agárrate que tienes la "skull" destrozada, golpe traicionero en la "shin"... Otra cosa que recuerdo es que me flipaban las portadas de los módulos de MERP en la publicidad americana de ICE que no se habían publicado en España, y que sentía pena de no poder jugarlos o tenerlos. No sería hasta unos veinte años después que gracias a internet pude conocerlos (y todavía me evocan mucho esas portadas).


Recuerdo que esta portada en la publicidad me
inspiraba y daba ganas de ponerme a jugar.
 

Las aventuras poco a poco dieron paso a una campaña y nos llevaron de la Puerta de los Trasgos a Lorien y Mordor pasando por Bree, donde por cierto dirigí mis primeras aventuras de ESDLA pues el módulo de Bree fue el primero que me compré de ESDLA, y aún le tengo mucho cariño con esa portada icónica de la película. El tema de los módulos de ESDLA merece comentario aparte. Por lo que recuerdo decía en la portada "listo para jugar en minutos", y yo decía "¿en minutos?".

Generalmente se iniciaban con una una descripción geográfica, con mapas, clima, fauna y flora (Los mapas eran algo muy importante para I.C.E.), una sección con la historia de la región (que generalmente me gustaba más que las aventuras), algún PNJ histórico, descripciones de barrios o lugares de interés (mapas), las (importantísimas) tablas de encuentros y ¡finalmente las aventuras! (con más mapas). Pero llegados a ese punto las aventuras solían ser un poco flojas en cuanto a historia y muy enfocadas a explorar o saquear (por lo que recuerdo y jugué) torres con bandidos, cuevas con orcos o trolls, castillos, túmulos...

Y cuando llevabas ya unas cuantas jugadas yo decía, para esto es mejor que hubieran hecho una aventura con las ideas que habían escrito en lo que se habían inventado de la historia de la región, que incluían guerras, asedios, dramas. Alguna vez lo intenté pero no casaban del todo bien con jugar la Torre de los Bandidos.

O sea, que si se podían dirigir en minutos era porque te podías saltar todo e ir a la aventura, que estaba basada en un mapa y sus enemigos :D

Otra cosa que recuerdo es que había módulos en zonas que no salen en el libro, o salen muy poco. La parte de la Puerta de los Trasgos estuvo genial porque estabas jugando en la Puerta de los Trasgos. La misma aventura en otro sitio no hubiera sido tan evocadora. Y pasaba eso, quizás nos faltó jugar más en sitios como Moria, Mordor, etc


Un clásico de los ochenta

El sistema Rolemaster/ESDLA tenía dos cosas muy atractivas: las tablas de críticos y las tablas de encuentros.

Recuerdo que decía: claro voy a dirigir el viaje de los personajes como en la novela, describiendo el paisaje según viajan por el mapa y tirando en la tabla de encuentros mientras viajan al lugar de la aventura. Porque la tabla de encuentros molaba mucho cuando te estabas leyendo el módulo, pero luego en la mesa... pues oye, la cosa no entretenía tanto. Ya el viaje en sí no daba para demasiado, y cuando tirabas durante la partida en la tabla no paraba de sacar patos salvajes, ciervos, abejas y demás cosas. Por lo que o bien sacabas mejor unos orcos o un oso arbitrariamente, o cuando te salía algo interesante era un follón dirigirlo, por lo que al final lo que hacía era o bien ir directo a la aventura que quería dirigir o preparar el encuentro de antemano para tenerlo bien preparado y que quedase mejor.

El otro punto fuerte era la tabla de críticos. Según el arma que llevases tenías una tabla diferente en la que comparar tu tirada con la armadura del enemigo. El resultado te daba el número de "hits" y la tabla de críticos en la que tirabas (A, B, C, etc). Era el plus del sistema, que traía resultados impactantes y era muy divertido.

La verdad es que lo pasamos muy bien jugando en la Tierra Media, súper bien, pero había algo que al final no me terminaba de encajar del todo. En El Hobbit o el Señor de los Anillos los protagonistas están luchando por un bien, por un ideal (bueno, en el Hobbit es algo un poco más materialista... jaja), eran héroes a fin de cuentas. Pero lo que jugabas era que alguien te contrataba por unas monedas de oro para que hicieras tal o cual cosa, la motivación subyacente era eliminar enemigos para ganar Puntos de Experiencia por dañar o matar enemigos (íbamos apuntando todo: "crítico E a un enemigo de nivel 12", ahora que lo pienso todo era un ejercicio de contabilidad) y subir de nivel más fácilmente, rapiñar monedas de cobre que llevaban los orcos muertos en el bolsillo... un dungeon rolero, en fin, tampoco ahora nos vamos a rasgar las vestiduras. Pero ¿os imagináis a Aragorn rebuscando en los bolsillos de los orcos muertos para saquear lo poco que llevasen? ¿o matando porque sí, sólo para subir de nivel y ser mejor guerrero (que no persona)? ¿o que llega un hombre y su hija que necesitan ayuda y Aníbal les empieza a regatear unos dólares si quieren que les ayuden contra el malvado de turno que les va a quitar la casa porque no pueden pagar la hipoteca?


Los Campos de Pelennor


También echaba de menos batallas, pero batallas de verdad como en las novelas, no enfrentarse a unos orcos sueltos. No recuerdo que jugásemos ninguna batalla en todos esos años, salvo Dark Mage of Rhudaur, en la que por fin ¡había una batalla! Y por eso moló mucho, y que por cierto era un módulo de aventuras, sin ambientación ni fauna. Pero eso vendría a cambiar poco después jugando al RuneQuest y el Pendragón.

Ocurría que algunos módulos la aventuras eran en sitios no muy conocidos de las novelas, y si lo combinabas con el Rolemaster que era un sistema que era para cualquier ambientación, te empezabas a encontrar con mentalistas o con bolas de fuego y rayos a tutiplén.


Batalla de los Cinco Ejércitos

Así que después de un tiempo tanto la ambientación como el sistema de juego estaban ya algo desgastados, sobre todo comparado con juegos como La Llamada de Cthulhu, que ya estábamos jugando a toda máquina. Pero en cuanto a fantasía se había abierto una nueva etapa, que vendría a suceder y superar al Rolemaster, la era del RuneQuest.

Aún así esta etapa Rolemaster/ESDLA siempre ha quedado marcada en mí, y me trae muchos recuerdos descubriendo el rol y la literatura de fantasía. Fue una época fascinante de imaginación con sus aventuras contra los orcos, las armas exterminadoras, las hierbas resucitadoras, los críticos, las pifias, el Oestron, el Quenya, las armaduras de Mithril, las monedas de oro, sus anotaciones precisas de puntos de experiencia y por supuesto... ¡las subidas de nivel! :).


Una vez leí un libro que comenzaba así: "En un agujero en el suelo, vivía un hobbit." pero a lo mejor no hubiera ocurrido si no hubiera jugado una tarde a un juego de rol.